CPA FERRERE
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Mayor riesgo operacional: la otra cara de las innovaciones tecnológicas

Las tecnologías disruptivas han transformado radicalmente la gestión empresarial al mejorar la eficiencia, reducir errores humanos y optimizar la toma de decisiones. Los ejemplos son variados: la robotización de procesos, el uso de business analytics y la realidad virtual facilitan diversas tareas, como la realización de compras por internet, hasta los pagos instantáneos y la solicitud de créditos con un clic, asegurando también transacciones más seguras. Sin embargo, estas soluciones tecnológicas vienen acompañadas de grandes desafíos, especialmente en lo relacionado con el riesgo operacional.

La automatización y el análisis avanzado de datos, aunque fortalecen la seguridad operativa al prevenir fraudes y minimizar errores humanos mediante la robotización de procesos (RPA) y el business analytics, también agrandan la exposición al riesgo operacional. La dependencia de sistemas y algoritmos complejos aumenta la vulnerabilidad ante posibles errores de software, ciberataques, fallos en la configuración y errores de parametrización. De esta manera, se agregan puntos críticos que deben ser gestionados de una manera proactiva.

Si una empresa busca atravesar un proceso de transformación digital, deberá necesariamente atravesar una serie de procesos diferentes a los que venía realizando, como la generación de demanda, segmentación de ofertas, la implementación de estrategias de omnicanalidad, gestión del cambio, entre otros. Cada uno de estos procesos introduce nuevos puntos de vulnerabilidad operacional que se deben gestionar. Vale decir, que los nuevos procesos, así como los cambios de estrategia, o generación de nuevos productos a ofrecer, implican nuevos procesos con nuevos riesgos a gestionar.

Es así que se vuelve clave que las empresas adopten una gestión de riesgos operacionales moderna y eficiente desde el primer momento en que se toma la decisión de implementar alguna de estas tecnologías. En ese sentido, resulta fundamental involucrar a todos los niveles de la organización y contar con herramientas sistematizadas y flexibles que le permitan a la organización realizar una evaluación integral y rápida de los procesos. Se debe trabajar en la cultura en gestión de riesgos, para lo cual se debe contar con un marco de actuación claramente definido, se debe capacitar a los involucrados, y tener procesos de gestión de riesgos ágiles.

En síntesis, la evolución tecnológica y el aumento de la especificidad y profesionalismo en la gestión de riesgos ofrecen grandes oportunidades para mejorar la eficiencia y la toma de decisiones en las organizaciones. Sin embargo, también traen consigo una mayor exposición al riesgo operacional que debe ser gestionada de manera profesional y proactiva. Contar con un proceso de gestión de riesgos operacionales robusto, sistematizado y flexible, permitirá acompañar los cambios que vienen llevando adelante las organizaciones, para afrontar de forma más ágil los cambios operacionales que las empresas afrontan con los cambios tecnológicos.